jueves, 23 de abril de 2009

Acto de presentación de la candidatura de la Coalición por Europa



Intervención de Claudina Morales Rodríguez

Hoy iniciamos un nuevo capítulo de una larga trayectoria en Europa.

Una trayectoria en la que los nacionalistas hemos contribuido al desarrollo de una Europa sólida; de una Europa social y competitiva; de una Europa, en definitiva, en la que debe perpetuarse la diversidad en un mundo globalizado.

Iniciamos una nueva andadura en tiempos difíciles. Tiempos para la reflexión y el cambio. Una reflexión que nos debe llevar a todos a aunar esfuerzos para consolidar un espacio geográfico en el que prime la calidad de vida y los valores que simbolizan la igualdad, la libertad y la cohesión.

La “Coalición por Europa” de la que formamos parte los que hoy estamos presentes en este acto es el ejemplo de la Europa a la que todos aspiramos: la Europa global y la Europa de la diversidad.













Nuestra propuesta no se sustenta en argumentos blancos o negros. Nuestro proyecto contiene una amplia gama de tonalidades en la que todos tenemos cabida. En la que estamos todos los que creemos que un proyecto geopolítico común no es incompatible con el respeto y la defensa de la idiosincrasia de cada uno de los pueblos que conformamos el espacio europeo.

Europa es un complejo puzzle en el que todas las piezas encajan; en la que todas las piezas son necesarias.

Europa es una casa común en la que deben permanecer vivas las diferencias que nos otorgan los condicionantes geográficos, culturales e históricos. Condicionantes que no separan sino que unen. Todos somos parte de un mismo proyecto, pero todos tenemos derecho también a ser diferentes en una Europa coral y abierta.

Catalanes, vascos, canarios, andaluces, valencianos, mallorquines, menorquines, compartimos un proyecto común, pero dentro de este proyecto existen pueblos diversos que poseen el irrenunciable derecho a exigir que la diversidad forme parte del espacio único.













En el caso de Canarias, nuestra singularidad es nuestro territorio. Es nuestra condición de islas y nuestra lejanía. Es nuestra condición de región ultraperiférica.

A 1.250 kilómetros del punto más cercano del continente, Canarias se siente tan europea como cualquier otro territorio, pero también es cierto que la lejanía hace que, en muchas ocasiones, nos sintamos desamparados por la incomprensión de las instituciones comunitarias frente a demandas que superan, incluso, la incomprensión de las barreras lingüísticas.

Vivimos una etapa económica desconocida desde la Segunda Guerra Mundial, que ha sacudido a todos los países europeos, pero especialmente a España. Y, en el marco de este Estado, a unas Comunidades más que a otras.

Todos hemos sido vulnerables a las duras sacudidas de una crisis que ha hecho puesto en jaque nuestro modelo económico.

Pero si las secuelas son profundas en el continente, los efectos de este terremoto económico son devastadores en los territorios más alejados y fragmentados.













La propia Comisión Europea ha reconocido que la crisis se ha cebado especialmente con las regiones ultraperiféricas.

Canarias, como frontera Sur de la Unión Europea, padece más que ningún otro territorio los efectos de la crisis por la desidia de unos y la incomprensión de otros. Pese a ello, nuestra vocación europeísta es máxima y nuestra apuesta por el proyecto es incuestionable.

En Canarias, los índices de desempleo han superado con creces la media estatal y los parámetros en los que se sustenta la calidad de vida han sufrido una caída motivada por una dependencia exterior que clama hoy, más que nunca, que las barreras geográficas sean compensadas para evitar irnos a la deriva.

El próximo día 7 de junio, más allá de los dos partidos estatales, que afrontan estos comicios como unas primarias políticas, existe una plataforma denominada “Coalición por Europa” para la que tan sólo hay una sola prioridad: la defensa de un proyecto común desde la diversidad y el respeto a las civilizaciones y culturas que formamos parte de ella.













Entendemos que Europa es hoy más necesaria que nunca. Desde la unidad se afrontan con más garantías los retos que vivimos en el presente y los que nos esperan en el futuro.

Creemos en una Europa en la que no sólo tienen cabida el Partido Popular Europeo y el Partido Socialista Europeo. Una Europa en la que existen proyectos como el nuestro, que defienden con más ahínco que estas dos grandes fuerzas la Europa de los pueblos y de los territorios.

Europa se construyó sobre la base de los pueblos, con una amplia pluralidad cultural. Y esa es la esencia de nuestro proyecto.

La situación de Canarias en la Unión Europea confiere a nuestra tierra una posición singular para reclamar a las instituciones comunitarias una atención especial a nuestras singularidades.

El cambio climático, la agricultura, la pesca, la densidad demográfica, el transporte, la inmigración, entre otras cuestiones, tienen un importante impacto en nuestro archipiélago como consecuencia de nuestra situación geográfica, tal como ha reconocido la Comisión europea en reiteradas ocasiones.













Nuestro estatus especial figura en el proyecto de Constitución europea y muchas de nuestras demandas figuran en la agenda de la UE gracias a los esfuerzos realizados desde Canarias de la mano de los gestores de Coalición Canaria.

Pero para que continúen estando presentes en la agenda comunitaria es necesario un impulso que vaya más allá de las relaciones bilaterales entre el Gobierno de Canarias y la UE. Se necesita que estén presentes también en la agenda del Parlamento europeo. Una cámara en la que, lamentablemente, la voz de las Islas ha quedado silenciada debido a la pasividad y la incapacidad de quienes nos han representado en los últimos 5 años.

Todos los que estamos hoy aquí tenemos un reto común: lograr la calidad de vida de nuestros ciudadanos y superar la presente crisis desde la unidad. Pero –y esa es la fuerza de la Europa de las tonalidades- tenemos objetivos que nos distinguen pero, que a la vez, nos unen. Nosotros, los canarios, tenemos claras cuáles son nuestras aspiraciones. Y esas aspiraciones no figuran ni en el manifiesto ni en el debate de las fuerzas políticas estatales. A ambas les une un solo objetivo: lograr la supremacía política sin tener presente que el futuro no es de ellos, es de los ciudadanos y las ciudadanas.

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