La intervención completa de nuestra diputada, Ana Oramas, en el pleno celebrado ayer en el Congreso de los Diputados, fue la siguiente:
¿Son buenas estas medidas que se traen a convalidación?
Ni lo son todas las que están, ni están todas las que son.
Unas responden a lo que dijo que nunca haría.
Otras, ausentes, le queman como brasas, más que hace un año cuando debió haberlas tomado.
Se negó a congelar los salarios el año pasado y hoy se ve obligado a pedir a los funcionarios un esfuerzo cinco veces superior.
Un esfuerzo, el de todas estas medidas, que ya no puede estar dirigido al que hasta ahora era el primer objetivo: el aumento del PIB y del empleo. Esos grandes objetivos se han de subordinar ahora a lo que no era un fin en sí mismo, sino un medio: la tranquilidad de los mercados internacionales, para que no se dispare el costo de nuestra deuda pública. Ni tampoco el de la privada, cuando tenga que acudir al exterior.
No podemos salir a la calle y decir a las familias que todo está encarrilado. Ya no le van a creer.
Es cierto que España se ha empobrecido. Pero hay una cosa peor que ser más pobres y es no saber encontrar la salida.
Este país tiene salidas: lo ha demostrado siempre. Y necesita de un modelo de gestión de crisis que se mantenga en el tiempo y que sea estable. No de alguien que diga: “Hoy voy a hacer justo lo que dije que no haría nunca.”
Se ha estado engolosinando al país con anuncios de una crisis: Primero, pequeña. Luego, corta y pasajera. Después, perfectamente superable con amplios estímulos fiscales basados en la deuda. Y ahora, desechos todos los augurios, con el mayor recorte social de los últimos setenta años.
Y el Partido Popular sabe, en el fondo de los fondos, que parte de los recortes del Estado del Bienestar en España y en Europa son necesarios para la propia supervivencia del Estado del Bienestar.
Están haciendo, señorías, el esfuerzo los pensionistas, los parados, los empleados públicos y las empresas privadas con reducciones de salarios y de puestos de trabajo.
Pero falta ese mismo esfuerzo en el conjunto de las empresas [sobre todo las financieras] y, especialmente, en el conjunto de las altas rentas. Todos deben sentirse comprometidos, señor presidente.
Estas medidas pueden resolver el déficit, que nunca debe ser el fin, sino un instrumento importante.
Pero puede agravar la falta de crecimiento y aumento del empleo [que son los auténticos fines]
Y si el PSOE ha tenido que abandonar sus refugios electorales, el Partido Popular debe hacer lo mismo si quiere seguir siendo considerado como un partido serio y solvente. Un partido de gobierno.
El momento requiere un rigor exquisito, una responsabilidad profunda. Patriotismo con mayúscula, en definitiva.
Aplicarse juntos a una gran reforma equilibrada y eficiente del país.
Aplicarnos todos en un modelo de gestión de crisis responsable y consecuente con la gravedad de la situación.
Lo sabemos casi todos. Pero solo la asumiremos con la decisión necesaria cuando los cortes y recortes sean equitativamente repartidos.
Eso es lo que esperan los ciudadanos. Ya saben que esta gran crisis, como ninguna otra, no nos va a salir gratis. Lo que esperan es que sepamos repartir los costos. Que a nadie se le abrume con los recortes, pero que nadie se queda atrás sin arrimar el hombro
Y ese gran objetivo no aparece en el Decreto y en los acuerdos del Gobierno, porque siguen siendo parciales. Porque siguen olvidando dos temas clave: el mercado laboral y la fluidez del crédito. Porque sigue siendo socialmente injustas, al recargar el peso en los más débiles.
Los pensionistas de este país, señor Presidente, merecen que busquemos alternativas en las próximas semanas a la congelación salarial de sus pensiones. Y hay caminos.
Reconocemos que este decreto y sus medidas no son buenos. Pero no aprobarlo en estos momentos sería peor para este país y para los ciudadanos.
Por eso nos abstenemos, en la confianza de que en el futuro sea más previsor, escuche más a los técnicos de su Gobierno y a esta Cámara, Y tenga la gallardía de asumir ante los ciudadanos el alcance de su responsabilidad como presidente.
Señor presidente, usted solo y su irresponsabilidad nos metió en esta situación, y lo más triste es que usted ha querido y va a intentar sacarnos de esto también solo.
Ha rechazado que lo hagamos todos juntos. Es su exclusiva responsabilidad. Por eso no lo vamos a apoyar. Muchas gracias”.
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