Tras los acontecimientos que hemos vivido en la última semana, no me cabe la menor duda que el futuro de nuestra economía pasa inevitablemente por la defensa común de nuestros intereses por parte de todas las fuerzas políticas y los agentes económicos y sociales.
La incertidumbre que se vive tras el rescate de Irlanda exige que los dos principales partidos, el PSOE y el PP, entierren sus permanentes disputas y antepongan la defensa de los intereses generales de la ciudadanía a sus pretensiones particulares.
Nuestra obligación consiste en generar confianza y estabilidad en la ciudadanía y para ello es imprescindible que exista un consenso y que todos rememos en la misa dirección para ser más fuertes en el actual contexto económico.
La actual coyuntura no admite fisuras y si queremos actuar con seriedad y rigor el único camino que existe es el diálogo y la unidad de todos los partidos y los agentes sociales.
Hemos sido testigos del rescate de dos países de la Unión Europea y todos hemos comprobado cuáles son los nefastos efectos que se derivan de dicha situación (recorte de empleos públicos, reducción de salarios y pensiones, incremento de impuestos, etcétera) y debemos trabajar más unidos que nunca y con mayor esfuerzo para consolidar nuestra economía.
Las situaciones excepcionales como la que vivimos requieren soluciones especiales y una de ellas es que ofrezcamos a los ciudadanos una unidad de acción conjunta que infunda tranquilidad y sosiego a los mercados y a los ciudadanos.
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