sábado, 14 de noviembre de 2009

Aminatou no está sola


La última vez que la vi fue el pasado día 6 de octubre, en la Casa de Colón, en Las Palmas de Gran Canaria, en un acto organizado por el Cabildo Insular para reconocer, una vez más, la incesante labor de una mujer, Aminatou Haidar, para la que no existen palabras suficientes que definan el papel de una activista incansable cuyo único objetivo es denunciar la sistemática violación de los derechos humanos y la ocupación ilegal de Marruecos en el Sahara Occidental.

Escuchar a Aminatou es una de las experiencias personales que más me han impactado por la paz que transmite cada una de sus palabras, pero, sobre todo, por el coraje de una mujer que simboliza el sueño de un pueblo dividido entre el desierto y el Sahara que clama, una y otra vez, que Naciones Unidas arbitre una solución inmediata a un contencioso que amenaza con eternizase.

Una mujer que llora en silencio no poder estar junto a sus hijos porque sus convicciones políticas son más poderosas y sueña con dar cobijo no sólo a los suyos sino a todos los saharauis desamparados en el inhóspito desierto y por la detestable impunidad del Reino de Marruecos y la no menos reprochable vista gorda de quienes son cómplices con su silencio.

Aminatou ha dormido muchas noches en una estrecha celda o bajo la atenta mirada de los servicios secretos marroquíes. Tras ella siempre hay mirada que se cuela en su intimidad, un estrecho cerco con el que tratan de coaccionar a una mujer, de tan sólo 42 años, cuya palabra es mucho más fuerte y más poderosa que la dura represión de un régimen que burla, una y otra vez, los derechos fundamentales y la legalidad internacional.

El mensaje de Aminatou está hoy más vivo que nunca pese a que la represiva política del Reino de Marruecos de acallar a quienes concibe como una amenaza y recurra a retenciones ilegales para apagar la voz de una mujer dispuesta a luchar hasta el último minuto de su vida por alcanzar un sueño que muchos compartimos.

Estés donde esté, Aminatou, que sepas que no estás sola. Que sepas que somos muchos y muchas los que no cejaremos en nuestro empeño hasta lograr que vuelvas a casa con tu pueblo y se cumpla la legalidad internacional y el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

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